Portada de Caminando por Toulouse

Una pequeña inversión para un futuro mejor. Así me siento tras una semana viviendo y trabajando en Toulouse, más en concreto en Colomiers, a 10 kilómetros del centro de la ciudad. Curiosamente, parece que el patrón de Copenhague se está repitiendo y es que tras un viaje largo, surge la oportunidad de vivir fuera de España y trabajar en un proyecto internacional, para un gran cliente (Airbus) y con un puesto de responsabilidad. Así que tras evaluar mil y una variables, me decidí embarcar en esta nueva aventura. Aquí os cuento como está siendo mi vida aquí.

Quizás es demasiado pronto para sacar conclusiones, pero me apetecía escribir estas primeras pinceladas.

Sinceramente, tal y como me pasó en Copenhague, todavía no sé muy bien como he llegado aquí, han sido muchos cambios en poco tiempo, quizás demasiados, pero nunca tuve miedo al cambio, me considero capaz de adaptarme a casi cualquier circunstancia. Y sí, no tenía previsto volver a trabajar en el sector IT, pero de nuevo me sentí que necesitaba regresar para poner en perspectiva lo conseguido hasta ahora y decidir, sin presión, hacia donde quiero ir. De momento, una única decisión: a finales de año estaré viviendo en Málaga. Por cuánto tiempo, es una pregunta que no me veo capaz de responder, al menos en este momento.

La clave, como tantas otras veces, fue preguntarme si lo que estoy haciendo hoy, me lleva donde quiero estar mañana. Y la respuesta fue sí.

En la ciudad del espacio

En la ciudad del espacio

Trabajando en Toulouse.

Trabajar en la oficina de mi empresa en Toulouse está siendo una delicia. El recibimiento ha sido de lujo y tanto compañeros como cualquier persona que he conocido se han volcado en hacerme la vida más fácil, enseñarme cosas y estar pendiente de mí. Además, la oficina es amplia, confortable y ofrece mucha comodidad al empleado. Incluso tienen duchas por si uno quiere hacer deporte al mediodía o quiere venir en bicicleta. Y me gustaría destacar algunas curiosidades, que no había visto en ningún otro lugar.

Toda persona que entra en nuestra sala, sobre todo mis compañeros (seremos unos 10 trabajando juntos), saluda a todos, uno por uno, estrechando la mano, preguntando qué tal o dando dos besos si aplica (aquí se dan por el otro lado). Es como una tradición no escrita y que al segundo día ya comencé a seguir. Me encanta la idea y nos hace más cercanos a todos. Pretendo implantarla en futuros proyectos.

La segunda novedad viene en la hora de comer. Lo primero es que tienen una zona amplia, con todo lo necesario (2-3 frigoríficos, zona para lavar, 10 microondas), las mesas son amplias y el lugar lleno de luz natural. Pues bien, lo destacado viene en cómo se puede comprar comida. Tan sólo hay que salir al parking donde encuentras 3-4 camiones de comida (los famosos “food trucks”) con varias opciones fijas (sándwich, ensalada, asiático, bocadillo) y un camión que va rotando durante la semana, con opciones más gourmet (la hamburguesa de Pato estaba deliciosa). Y siempre puedes traer tu comida de casa e ir alternando las opciones o completando tu menú.

En España, los lugares para comer suelen ser tristes y, muchas veces, oscuros, sin comodidades y casi molestos para el trabajador.

¿Y cómo es Toulouse como ciudad?

Por el clima, en otoño-invierno, es triste, porque hace frío, llueve y se pasa el día nublado, pero al menos hay más horas de luz que en Copenhague. En cuanto al transporte, ha sido una gran sorpresa, encontrar una línea de autobuses, metro y trenes tan amplia, además funciona muy bien el transbordo entre ellos.

El puente de Saint Pierre de noche ilumina Toulouse

El puente de Saint Pierre de noche ilumina Toulouse

En cuanto al centro de la ciudad, es acogedor, coqueto y abarcable a pie casi por completo. Sus numerosas iglesias (basílicas y catedral, incluidas) y calzadas de piedra, nos transportan a otra época, sobre todo cuando cae la noche y su iluminación tenue, junto con la fina lluvia, te hace retroceder a décadas pasadas. Todavía estoy descubriéndolo, pero lo que he visto hasta ahora me ha gustado.

Los puentes de Toulouse de noche son espectaculares y tanto el puente nuevo como el de Saint Pierre lucen espléndidos.

Y si nos interesan otros temas, a 5 kilométros del centro, tenemos la ciudad del espacio (cité de l´espace), la cual visité el fin de semana pasado y de la que espero escribir pronto un artículo dedicado. De momento, os digo que me gustó especialmente, sobre todo su zona exterior, incluso puedes entrar en una copia exacta de la estación MIR. Y la zona llamada Estelario, con sus proyecciones, es espectacular.

Tardaré tiempo en olvidar la película sobre Auroras Boreales que proyectaron en mi visita y la posterior explicación, en 360 grados, del sistema solar y las constelaciones.

No me puedo olvidar de mencionar a dos personas claves en mi rápida aclimatación. Ellos son Tiago y Leandro, portugués y brasileño respectivamente, con los cuales comparto alojamiento (cada uno tiene su apartamento) y vivencias fuera del horario laboral. Una suerte dar con personas con las que conectas tan rápido y en tan buena sintonía. Nuestra primera salida nocturna por Toulouse fue tremendamente divertida.

La zona exterior de la ciudad del espacio

La zona exterior de la ciudad del espacio

La estación MIR en la ciudad del espacio

La estación MIR en la ciudad del espacio

La conclusión.

Uno debe mirar en su interior para descubrir respuestas y por eso profundicé en mí durante semanas para tratar de encontrarlas. No fue fácil asumir las conclusiones, pero fueron las adecuadas. Aparecen nuevos colores, surgen nuevas historias y emociones.

Comienza un nuevo camino en mi vida, con Toulouse como punto inicial, Málaga como siguiente parada y el mundo como el lugar hacia dónde mirar. Os seguiré contando cómo me va, ya sabéis que soy inquieto por naturaleza.

Y suena una canción mientras…