Con apenas 6 horas de sueño amanecimos en nuestro primer día en El Cairo. La ciudad todavía parecía dormida, aunque eso distaba mucho de la realidad. La actividad en el Cairo no descansa, simplemente no se escuchaba el continuo paso de los coches y los vendedores todavía no habían empezado a montar sus puestos o abrir sus tiendas. Eran las 6:30 a.m.

Nos duchamos, vestimos y desayunamos. A pesar de la hora, Walid, el dueño del hostal, nos tenía preparado café y tostadas. Una última revisión y llegaba la hora de partir hacia la undécima maravilla de 21 Wonders. En esta ocasión, el grupo era inédito para descubrir una maravilla: padre e hijo. Otro aliciente más para un viaje ya de por sí especial.

Salimos a la calle a las 7:30 am con el objetivo claro de conseguir rápidamente un taxi que nos llevara desde el centro de El Cairo hasta Guiza, en concreto a la entrada de las Pirámides, a unos 20 Km. del Cairo. La suerte quiso ser nuestra aliada y nada más salir del hotel encontramos un primer taxi, con la suerte de tener taxímetro funcionando y evitando tener que negociar el precio. El conductor no hablaba inglés, pero conseguimos hacernos entender mediante fotos, aquí os recomiendo este método para todo el viaje: una imagen vale más que mil palabras.

En apenas 30 minutos llegamos a la entrada, donde empezamos a sentir lo que sería un largo día conviviendo con todo tipo de vendedores y charlatanes. A pocos metros de la entrada, dos elementos pararon el taxi y comenzaron a hablarnos en inglés. La verdad es que no se les entendía demasiado, pero tras unos segundos entendí parte de su mensaje: “el taxi no podía seguir hasta la entrada porque estaba prohibido, debíamos ir en coche de caballos”. A mí aquello me sonó a cuento egipcio (luego descubrimos que el negocio de coche de caballos era suyo), así que le dimos la orden de seguir avanzando al taxista, aunque uno de ellos subió al taxi para intentar convencernos hasta la entrada. Finalmente, no nos convenció de montar en caballo y el taxi nos dejó en las taquillas. El precio fue de 20 LE y el reloj marcaba las 8:20.

Taquillas de las Piramides de Guiza

Había poco ambiente en las pirámides de Guiza, quizás unas 15-20 personas en los alrededores de las taquillas. Era el momento de comprar las entradas, una para el acceso al recinto y luego se deben comprar las entradas específicas para entrar a cada pirámide: Keops, Kefrén y Micerinos. La única entrada que se puede comprar dentro del recinto es para ver la barca solar, que vale 50 LE. Sin tiempo de acercarme a la ventanilla, empezó a hablar con nosotros otro hombre. Se identificó como miembro de la organización y del ministerio de cultura. Lo indico para que no os dejéis impresionar por carnets, palabrería y buenos gestos, allí nadie hace nada gratis y tú sí que puedes hacerlo todo. Puedes entrar a las Pirámides por cuenta propia. Va en la decisión de cada uno aceptar ayudas de guías o ayudantes, pero eso sí todos os pedirán algo (dinero) a cambio.

Compramos las entradas para el recinto, 60 LE, y para la gran pirámide, la de Keops (*) por 100 LE. El reseñado hombre del ministerio nos acompañó a pasar el escáner de entrada y a servirnos de guía, pero muy amablemente le indiqué que no queríamos de sus servicios, nos valdríamos por nosotros mismos, a nuestro ritmo. Como suele ser habitual, nos indicó que eso era imposible, que no era seguro el recinto, que no podríamos caminarlo entero, que tardaríamos horas, etc. Sólo dijo una verdad, tardamos horas, pero porque nos apeteció estar allí todo ese tiempo. El recinto de las pirámides se puede recorrer por uno mismo sin ningún problema, es seguro, tanto como que hay una policía específica en el recinto: la policía turística.

(*) Había leído que sólo se venden 150 entradas al día para entrar a Keops, pero no vi nada que lo indicara y más aún, vi entrar a más de 150 personas. Eso sí, de 12 a 13 está cerrada

Liberados del primer ofrecimiento, comenzamos a ser conscientes de dónde estábamos: Egipto – El Cairo – Guiza y en concreto: las Pirámides de Guiza, esas maravillas de la arquitectura con más de 4500 años. La maravilla de todas las maravillas. Las únicas construcciones que perduran de las 7 maravillas del mundo antiguo. Llevábamos meses imaginando este momento y al fin había llegado.

Gran Piramide de Guiza

La primera imagen de la Gran Pirámide o pirámide de Keops te deja sin habla. Hay que estar allí para sentirlo. Las dimensiones de una foto no hacen justicia a lo que ofrece. Es magnífica. Cada cara lateral (230 metros) ofrece algo diferente y el movimiento y posición del Sol le da un toque exclusivo. Sus paredes ya no son lisas, aunque lo mantuvo hasta principios del siglo XIV, cuando un terremoto desprendió parte del revestimiento calizo, aun así la unión entre las piedras es extraordinaria, apenas si hay separación entre esos enormes bloques de granito.

Tras esta primera impresión y viendo que todavía había poca gente, decidimos entrar a su interior. Se realiza por un pequeño hueco que hay a unos 10 metros de la pirámide. Nos dirigimos a él y tuvimos que dejar las cámaras en una consigna rústica que hay allí mismo: una piedra. Te dan un número y la cámara se queda sobre el otro. No hay problema, es seguro y todo el mundo lo hace, desde cámaras profesionales hasta de bolsillo. Eso sí, puedes entrar con el móvil, ya será decisión de cada uno el hacer fotos o no con él. En mi caso, sólo hice una de la Gran Galería para ilustrar este artículo.

Acceso a las Piramides

Lo primero que ves al entrar es un pasadizo de unos 5 metros que dan acceso a una larga escalera de subida. Se trata de la Gran Galería. Es intensa, de unos 25 metros con bastante pendiente en su primer tramo. Esa primera ascensión fue toda una sorpresa, pero lo mejor aún estaba por llegar. Otro nuevo tramo de 20 metros, más empinado que el anterior, y que desemboca en un pasadizo que te obligaba a agacharte para pasar. Un descansillo y otro pasadizo. Este sí que desemboca en una cámara: la cámara del Rey, donde debían enterrar a Keops. La habitación, de forma rectangular, está tenuemente iluminada y las paredes de granito rojo son prácticamente lisas, sin ninguna decoración. Sólo tiene un elemento: un sarcófago vacío de granito, sin inscripciones, depositado allí durante la construcción de la pirámide, puesto que es más ancho que los pasadizos.

Permanecimos allí unos 15 minutos contemplando la cámara, tiempo suficiente para contemplar una escena de película. Un grupo de unas 8 personas rodearon el sarcófago, tumbándose en su interior uno de ellos. En ese momento, dirigidas por un líder, de unos 60 años, poblada barba blanca y aspecto de explorador, comenzaron a orar o invocar a algún ser superior. La escena, contemplada por nosotros y otras 4 personas, era impresionante por la sonoridad del lugar y los cantos del grupo. El sonido era envolvente en la cámara. Tras 5 minutos, sus cantos/oraciones fueron interrumpidos por un guía que llegaba con su grupo y quería explicarles sobre el sarcófago. Todavía no sabemos muy bien quiénes eran y qué hacían allí, pero fue toda una experiencia permanecer en la cámara de Keops envueltos en invocaciones misteriosas.

Sentado en la Gran Piramide

Llegaba el momento de deshacer el camino y comenzar la bajada. Comenzaba a haber más gente, así que los trayectos se debían hacer con más calma y tranquilidad, ya que son las mismas escaleras verticales para subir y bajar. No me quiero imaginar cómo debe ser eso en temporada alta, pero cuánto menos agobiante y quizás sí que en esas fechas se limite el acceso por los problemas que se puedan generar tanto en la Gran Galería como dentro de la Cámara del Rey.

Acalorados por el esfuerzo y la humedad interior, recogimos las cámaras de fotos y nos sentamos en una de las piedras contiguas a la entrada para descansar y asimilar la visita. En mi opinión, y tras días de reflexión, la visita al interior de la Gran Pirámide es algo decepcionante, sobre todo si luego visitas el interior de la pirámide roja de Dashur. Le falta algo más, porque visitar sólo la cámara del Rey parece demasiado escaso, aunque sólo por ver la Gran Galería merece la pena entrar, aunque luego no sigas subiendo. Eso sí, es todo un símbolo y no siempre se visita una pirámide de 4500 años, pero para personas mayores o con escasas condiciones físicas, lo considero prescindible, porque puede suponer un esfuerzo a pagar el resto del viaje.

Tras un breve descanso y algunas fotos más, comenzamos a notar que el trasiego de gente era mayor, comenzaban a llegar los viajes organizados y con ellos los autobuses. Era momento de caminar para ver el resto de la enorme necrópolis de Guiza. El siguiente objetivo era ver la pirámide de Kefrén, la única que mantiene parte del revestimiento original en su parte superior. Ese detalle es el motivo de llamarse pirámides lisas, no como ahora que se aprecian perfectamente los bloques.

Detalle de piramide de Kefren

Ese paseo por la cara oeste de la pirámide de Keops hasta llegar a la de Kefrén fue uno de los momentos mágicos de la visita. Pudimos disfrutar de las pirámides con tranquilidad, sin prisas, dejándonos llevar por nuestro ritmo. Incluso varias de las mejores fotografías del día las tomamos aquí, siendo de todos los tipos: saltos, panorámicas, paisajes y varias auto-fotos de los 2 aventureros.

Una postal en las Pirámides de Guiza

Una postal en las Pirámides de Guiza

Llegamos hasta la entrada de la pirámide de Kefrén, donde sólo se puede entrar con la entrada obtenida en la taquilla del principio. Aquí aplica la máxima egipcia de intentar hacer negocio con todo, porque ir caminando hasta la taquilla es un paseo, así que si olvidaste la entrada y quieres ir a comprarla tendrás caballos, burros, camellos para ir, sólo te queda empezar a negociar…

Seguimos rodeando la Gran Pirámide hasta llegar a la parte sur donde se encuentra la barca funeraria de Keops, también conocida como la barca solar. Esta barca sería la encargada de llevar a Keops en su viaje por el más allá y fue encontrada enterrada en ese mismo lugar en 1954. Posteriormente, aprovechando el lugar, se ha construido una estructura-museo que alberga la reconstrucción perfecta de la barca, así como imágenes de cómo fue todo el proceso. Es un bonito e interesante recinto, donde además encontraréis tienda de souvenirs y baños. Justo al lado se han encontrado restos de otra barca funeraria, pero actualmente se encuentra en proceso de conservación-restauración, ya que su estado es bastante peor que la de Keops. Se piensa que esa barca estaba destinada a alguna de las mujeres que estarían enterradas en algunas de las 3 pirámides reinas, nuestro siguiente destino del día.

Barca funeraria de Keops

Las 3 pirámides reinas se pueden visitar en su interior y es recomendable, al menos, entrar en alguna de ellas. No tienen coste alguno, salvo la propina que le des al “guardián” de la puerta. Con 5 LE los harás muy felices. Nosotros entramos en la GI-c, la más próxima al camino que te conduce a la esfinge. En esta ocasión, el acceso es de bajada y será de unos 8 metros, que te conducen a una cámara con espacio para 3 sarcófagos bien diferenciados. Se dice que era para una de las esposas de Keops y sus dos hijas. La experiencia es recomendable, porque además es posible que estéis dentro de la pirámide vosotros solos, como fue nuestro caso.

Salimos de la pirámide reina GI-c y nos dirigimos, sorteando ofrecimiento de paseos en caballos y camellos de todo tipo, hacia el templo del valle, donde está situada la esfinge y desde donde se obtienen las mejores panorámicas de las Pirámides de Guiza. Fue descendiendo por ese camino cuando empezamos a divisar la pirámide de Micerinos, oculta hasta entonces por la de Kefrén. Ya teníamos la primera visión completa de todo el complejo de Guiza. Impresionante.

La Esfinge y la piramide de Kefren

Tras 10 minutos caminando, llegamos a la entrada del templo del valle, el punto estrella para fotografiar el complejo, tanto que lo han denominado el japanese point. Aquí la habilidad para evitar vendedores de todo tipo es la clave para poder hacer buenas fotografías, e incluso llega un momento en el que te sientes agobiado, pero es sólo cuestión de poner buena cara y esperar. Tu momento llegará. Y el nuestro llegó tras más de 5 minutos, momentos que aprovechamos para disfrutar del ambiente, del momento, de todo, pero sin hacer fotos, sólo mirando. En ese punto se concentran tantas personas, tantas historias, que no sabes por dónde empezar… es un lugar donde si uno pudiera empezar a escribir sobre todo lo que siente y ve no terminaría nunca.

Rodeado de camellos, vendedores, excursiones, caballos, egipcios, visitantes, etc. encontramos nuestro momento y tomamos algunas fotos panorámicas aprovechando el nuevo método autodidacta que habíamos aprendido en viajes anteriores. El resultado no pudo ser mejor y salieron grandes fotos para el recuerdo.

Panoramica de las Piramides

Tras el mini reportaje entramos al templo del Valle, por un estrecho pasillo, donde te piden entrada si eres visitante, pero donde dejan entrar a todos los vendedores, por lo que aquello es un mercadillo concentrado en pocos metros. Este es uno de los detalles que menos me gustó de nuestra visita, el incontrolable número de vendedores que perjudican la magia del lugar.

Acceso al templo del Valle

Salimos del pasillo encontrando a nuestro lado la Esfinge. Es enorme: 57 metros de longitud y 20 metros de altura. Su ubicación no es casual, ya que representaría al propio Kefrén, estando ubicada como elemento de su propio complejo. De hecho, lo primero que ves al terminar el pasillo de acceso es la parte superior de su pirámide. En el interior del templo nos quedamos unos 30 minutos, ya que de nuevo había mucho que contemplar, que disfrutar, que fotografiar.

El Sol empezaba a subir y el calor comenzaba a apretar, eran las 11:30. Un buen momento para comenzar el camino de regreso hacia la Gran Pirámide. Sólo nos faltaba por recorrer su lado este, el más cercano a las pirámides reinas y justo donde nos habíamos quedado antes. Las excursiones de niños comenzaban a apoderarse del recinto, tanto que incluso ocupaban en su totalidad alguna de las pirámides reinas. Aprovechamos ese momento para sentarnos y alimentarnos e hidratarnos un poco.

Niños en las piramides

Desde ese lado este de las pirámides se ve El Cairo, grande e infinito y con ese color gris que lo caracteriza: mitad contaminación y mitad propio. Seguimos caminando hasta volver al punto donde iniciamos la visita. Eran las 12:00 y la pirámide de Keops cerraría durante 1 hora. Se veía menos ambiente en los alrededores, lo que aprovechamos para hacer las últimas fotos del lugar.

Ultima vision de las Piramides de Guiza

Llegaba el momento de abandonar las pirámides. Habíamos conseguido el objetivo de visitar una nueva maravilla en un reto nada sencillo sobre el papel, pero que resultó más fácil de lo que pensábamos, gracias a la buena preparación que llevábamos. Así que espero que este artículo os sirva de guía e inspiración en vuestra visita a las Pirámides de Guiza, un lugar imprescindible, lleno de historias e incognitas por resolver. Una maravilla del mundo, la maravilla de todas las maravillas.

Y el día continuó con más aventuras en Dashur y por la tarde-noche en el Cairo, pero eso son otras historias para otros relatos.

Nota: el día concluyó con un abrazo entre padre e hijo que significó mucho más que cualquiera de las fotos y palabras que pudimos hacer y decir ese día.

Era el sello de que habíamos conseguido algo muy grande, algo que permanecerá en nuestro recuerdo para toda la vida.

21W en las Piramides de Guiza