Una vuelta al mundo, más de 300 días, 18 países visitados, 7 maravillas, miles de kilómetros recorridos, cientos de horas de transporte, decenas de aviones, innumerables anécdotas, compañeros de viaje e historias… pero todo eso son simples cifras que quedarán para la posteridad como fríos datos, lo importante es todo lo que no está ahí.

Descubrir la belleza de viajar sin prisas, dar la vuelta al mundo en solitario, visitar todas las maravillas del mundo, cumplir tu sueño y poder compartirlo con tantas personas, ese sería un rápido, pero incompleto resumen de todo ese tiempo. Si la felicidad se pudiera representar en una imagen posiblemente sería parecida a mi cara en todos estos meses. No lo digo yo, me lo han dicho muchas personas…

Hoy he vuelto a casa y ha sido un día especial, recordado para toda la vida como el final de un sueño, pero eso no tiene porque ser triste, sino que debe ser feliz. He vuelto a ver a mis familiares y amigos, sobre todo a mi madre, a la cual sólo había podido ver y escuchar a través de una pequeña pantalla en estos meses. Ha sido muy emocionante volver a entrar por la puerta de la que salí hace más de 10 meses con una pequeña mochila siendo, aparentemente el mismo, pero seguramente siendo otro, espero que una versión mejorada.

Contemplando la Gran Muralla China

Contemplando la Gran Muralla China

Cuando termina un sueño debe comenzar el siguiente.

Una vuelta al mundo te hace ser más rico, porque el dinero no lo gastas, lo inviertes y cuanto más viajas, más quieres seguir, porque cada país es un mundo diferente, apasionante. Ahora me siento más sano, más paciente, más culto, más comprensivo, más adaptable… basicamente, me siento mejor. No hay nada mejor que sentir que durante 10 meses has sido feliz todos los días; eso te llena de energía cada mañana para afrontar nuevos retos.

Quizás lo más difícil de asumir a la vuelta es que los días dejarán de ser nuevas aventuras, volverán a tener simples 24 horas, incluso podré saber qué día de la semana es.

Ese es el reto, convertir tu vida en tu sueño, uno del que no quieras despertar.

Contemplando el Monasterio de Petra

Contemplando el Monasterio de Petra

Una de las mejores sensaciones que tengo en estos momentos, es sentirme afortunado por todas las personas que forman parte de mi vida, algunas ya lo hacían desde hace tiempo, pero otras se han incorporado en ruta. Poder decir que tengo amigos en casi todo el mundo no es presuntuoso sino que lo siento como una realidad. No hay que tener cientos de amigos, hay que tener amigos de calidad, de corazón, de los que sientes que tanto tú como ellos queréis formar parte de sus vidas.

Como final del viaje y aunque no sea el último de los artículos, he hecho dos pequeños recopilatorios de los mejores momentos del viaje, esos momentos que recordarás para toda la vida. Sería imposible hacer una lista finita, así que son todos los que están, pero no están todos lo que son. La mayoría de ellos tienen un nexo común: las personas, poder compartir te hace más feliz.

De Colombia a México

De Colombia a México

De Guatemala a Jordania

De Guatemala a Jordania

Espero que hayáis disfrutado viajando conmigo tanto como yo lo he hecho con vosotros. Un gracias muy especial a todos mis amigos que han podido/querido invertir parte de su tiempo en viajar junto a mí durante unos días, semanas o meses y otro gracias muy grande a todas las personas y amigos que me han acogido en su ciudad durante unos días y me han hecho sentir como en casa. Han sido unos meses increíbles, mágicos y tengo días guardados que no olvidaré jamás, decir que fueron los mejores no sería justo porque soy fiel defensor de que lo mejor siempre está por venir.

Aquí concluye un humilde viajero que soñaba con dar la vuelta al mundo y visitar sus 21 maravillas y que lo consiguió, porque los sueños están para cumplirlos, pero debemos ir a por ellos.

Contemplando el río Li en China

Contemplando el río Li en China

Y las últimas líneas, con lágrimas en los ojos, quiero que sean especiales, dedicadas a las 3 personas más importantes de mi vida: Ana, Inés y Fernando, sin las cuales no hubiera sido posible cumplir mi sueño, es más, diría que hubiese sido imposible.

Con Inés y Fernando, mi padre, he compartido hasta en 3 ocasiones momentos de mi viaje y no ha habido momentos de más felicidad que esos días con ellos, además en destinos tan diferentes y especiales como Perú, Chile, Isla de Pascua, Nueva Zelanda, Malasia, Singapur y Jordania. Y visitando, quizás, las mejores maravillas del mundo: Machu Picchu, Isla de Pascua y Petra.

Podemos decir que fueron momentos inolvidables, aunque prefiero recordarlos como eternos.

Gracias por formar parte de mi viaje y, sobre todo, por comprenderme, apoyarme en todas «mis locuras», dejaros llevar en mis imprevisibles itinerarios, leer mis relatos y disfrutar de mis sorpresas. No creo que se nos olviden momentos como un atardecer en Isla de Pascua, un amanecer en un campo de géiseres, un día en el Marina Bay Sands o la entrada en Petra. Sois únicos y lo mejor que sois mi novia y mi padre.

El equipo 21W en el gran géiser

El equipo 21W en el gran géiser

Capítulo aparte merece Ana, mi madre, que ha llevado casi todo el viaje muy bien y sé que al principio pensó que todo era una locura (otra más), pero poco a poco entendió que era mi sueño y que tenía que formar parte de él, porque sin ella no hubiese sido completo. Es un orgullo poder contar mi historia, mi vida, mi viaje y que ella sea, aunque quizás no lo sepa, el eje sobre el que gira todo, porque en gran parte tengo su carácter, su genio y su inteligencia, además de todo el aporte de mi abuela María. Gracias por todo mamá, sobre todo por el esfuerzo de comprenderme, te quiero.

¿Hay algo más bonito que llorar de felicidad?

Lágrimas de felicidad tras un sueño cumplido, ahora a por el siguiente…

Contemplando el desierto de Wadi Rum

Contemplando el desierto de Wadi Rum