Días intensos en el corazón colombiano del Amazonas
Bajo la sombra de palmeras y árboles, acompañado del sonido de pájaros, niños jugando, personas paseando y hombres hablando de sus problemas diarios, me dispongo a escribir sobre el Amazonas.
Estoy en el parque Santander en Leticia, Colombia y el entorno sólo hace mejorar mi concentración para describir una semana fantástica aquí. Todas las tardes en este parque se disfruta de la llegada de cientos de miles de loros y gaviotas que vienen a pasar la noche en sus árboles. Es un espectáculo visual y sonoro sin igual, hay que verlo para creerlo.
Leticia es el principal punto de entrada de Colombia para conocer el Amazonas, una ciudad en pleno crecimiento, con una aceptable oferta hotelera y de servicios. Es el campo base perfecto para unos días en el Amazonas, realizar excursiones cercanas (reserva Tanimboca o isla de los Micos) y para conocer la triple frontera: Colombia, Brasil y Perú; aunque, le falta algo, le falta chispa (aunque por la noche se transforma y tiene mucha marcha), le falta belleza.
No olvides visitar el mercado municipal de Leticia, se hacen los mejores jugos de la ciudad
Sin realizar actividades, estar en Leticia se hace aburrido, demasiado calor, demasiadas motos, demasiado pequeño.
Puerto Nariño, la puerta que te abre el Amazonas.
Sin embargo, a 2 horas remontando el río, hay un lugar que mantiene intacta su naturalidad, su belleza, se trata de Puerto Nariño. Un lugar donde llegó la luz hace 2 años, no hay internet y las comunicaciones telefónicas son complicadas. No hay coches, no hay motos, el único vehículo disponible es un tractor que recoge la basura. El transporte es a pie o fluvial, en humildes barcas, canoas con remos o lanchas a motor. Cuando caminas, te saludan todos sus habitantes, lo que te hace sentirte parte de su familia. Todo eso es su encanto, lo que lo hace grande y especial.