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Oceanía

Portada de fox glacier
Oceanía, RT21W

El glaciar Fox entre escaladores y helicópteros

Nueva Zelanda es conocida como tierra de naturaleza, la diversidad de opciones es abrumadora: lagos cristalinos como espejos, paisajes imposibles al estilo Mildford Sound, cordilleras montañosas como los Alpes, incluso glaciares, sí, enormes lenguas de hielo que se formaron en la edad del hielo hace millones de años, pero con el paso del tiempo se están perdiendo…

Los principales glaciares de Nueva Zelanda se encuentran en la costa oeste de la isla sur, en concreto hablamos del glaciar Franz Josef y del glaciar Fox, cada uno enclavado cerca de un núcleo urbano que ha surgido a raíz de la popularidad de estas moles de hielo. Ambas poblaciones reciben el propio nombre de los glaciares y no son más que casas y algunos comercios a los pies de la carretera en apenas 300 metros.

El glaciar Fox y su entorno

El glaciar Fox y su entorno

El glaciar más popular y el que recibe más visitas es el glaciar Franz Josef, sin embargo tras leer varias reseñas nos decantamos por visitar el otro: el glaciar Fox. El resultado fue tremendamente satisfactorio y debido a nuestro ajustado itinerario nos saltamos la visita a Franz Josef y decidimos continuar nuestro viaje hacia el norte de la isla.

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Postal de Wanaka
Oceanía, RT21W

Postales azules, blancas y verdes desde Wanaka

Conducir en Nueva Zelanda es un placer. Apenas hay tráfico, las carreteras están en buen estado y los paisajes que te rodean son más bonitos a cada kilómetro que pasa, pero realmente no sientes que estás en la Nueva Zelanda que estás buscando (ésa de lagos, montañas, colores y paisajes de cuento) hasta que no llegas a la isla sur y en concreto, al recorrido entre Christchurch a Wanaka, uno de lo más bonitos de nuestro viaje.

Postales azules desde los lagos Tekapo y Pukaki.

Comenzamos el viaje sin mayor novedad en los paisajes, porque la salida de las grandes ciudades es igual en NZ o en Europa, no tienen nada reseñable. No es hasta la aparición de las glorias junto al asfalto cuando comienzas a sentir un cosquilleo en tu cuerpo de que algo grande va a pasar y, efectivamente, así es.

La primera postal desde Tekapo

La primera postal desde Tekapo

Entras en un carretera sinuosa y los paisajes empiezan a no darte respiro, cada uno supera al anterior, pero no es hasta la aparición de los alpes neozalendeses al fondo a los pies del lago Tekapo cuando dices «no puedo más», necesito parar y contemplar. Entonces paras una, otra, y hasta cinco veces en apenas 10 kilómetros. 

Postal blanca y azul desde Nueva Zelanda

Postal blanca y azul desde Nueva Zelanda

La belleza no te da respiro, estás abrumado por tanto color, por tanta luz, porque los azules, verdes y blancos son puros o, al menos nunca habíamos visto algo parecido.

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Cielo y tierra unidos en Nueva Zelanda
Oceanía, Reflexiones y Pensamientos, RT21W

Carta abierta a Nueva Zelanda

Tan lejana, tan idílica, tan bella, llegar hasta ti no es sencillo, pero todo lo que das a cambio compensa tanto esfuerzo por conquistarte. Eres bonita por el día y preciosa por la noche, combinas todo lo que un viajero busca, con el componente especial de estar casi en el fin del mundo.

Parece imposible reunir en tan poca superficie tantas cosas diferentes, pero lo consigues. Tus colores preferidos además coinciden con los míos y eso fue un inicio conmovedor. Tus azules son tan azules que hasta distingo sus tonalidades, porque la luz que muestran tus ojos no es la habitual, es diferente, es debido a un efecto que tiene especial relevancia en ti, el cambio climático y el agujero de ozono te afecta directamente.

El lago Tekapo y los Alpes neozelandeses

El lago Tekapo y los Alpes neozelandeses

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Oceanía, RT21W, Un día en

Un día en la ópera de Sídney

Suelo decir que lo mejor se deja para el final y así me sucedió en Sídney. Visité su ópera, la maravilla 18 de 21W, en mi último día (estuve 6) en la ciudad, siendo la pincelada definitiva de ese precioso cuadro que pinté hace unos días.

La ópera de Sídney, maravilla del mundo

La ópera de Sídney, maravilla del mundo

Sin embargo, visitar la ópera en el último momento, no fue una decisión premeditada, sino que fue debida a la actualidad y a un terrorista que escogió la bella y tranquila ciudad australiana para ser el centro del mundo por unos días. Este hecho, triste, desolador y con un terrible final, incluyó entre sus efectos colaterales el cierre completo del edificio de la ópera durante un día por amenaza de bomba, dejando en cuarentena mi posible visita, que finalmente pude hacer al día siguiente.

Cierre de la ópera

Cierre de la ópera

Visitando los exteriores de la maravilla. 

Tras una mañana dedicada a mostrar los principales encantos de Sídney a mi visita, Gloria, la dejé descansando en el hostel tras su largo viaje y me dirigí de nuevo hacia la maravilla. Saqué mi entrada y esperé pacientemente en sus alrededores hasta que dieron las 16:00, momento en el que comenzó la visita.

Exteriores de la ópera de Sídney

Exteriores de la ópera de Sídney

Uno de los grandes valores de la ópera de Sídney es que sus exteriores ya merecen una visita: subir sus escaleras, poder tocar sus paneles, disfrutar del reflejo del sol, de la brisa marina, recorrerla entera por fuera, entrar a su vestíbulo, mirar por sus ventanales, contemplar los ángulos y formas imposibles, intentar entender cómo se hizo, incluso maravillarte por las diferentes perspectivas que tiene según la hora y el lugar desde donde te sitúes. Creo que no me quedó lugar desde donde mirarla, practicamente cubrí todos sus ángulos, bueno, me faltaba uno: su interior.

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